ESa cosa RarA de las ReuNioNeS

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¿Por qué corres tanto, mamá?

-Tengo una reunión…

 Papi, ¿me recoges en el cole?

-No puedo, trabajaré hasta tarde

y luego… tengo una reunión…

 

Bueli…(así llamo a la madre

que no es mía sino de mi madre)

¿iremos el sábado al parque?

-Es que…tengo una reunión…

(Creo que bueli va a un cole de mayores

que se llama nosequé de jubilados,

donde no estudian

pero bailan y juegan

a cosas divertidas con los dados)

 

Eso de las reuniones

debe ser como la gripe:

un virus que ataca fuerte

a los mayores.

Mi mamá, mi papi,

mi tío, mi bueli,

todos lo pillan, al menos

una vez a la semana

y no toman jarabe

ni una gorda pastilla…

¿No querrán curarse?

 

Yo, que todo lo pregunto,

quiero saber qué cosa es

eso que no cabe en un bolsillo

pero que los mayores tienen

siempre en la boca,

como si fuera un estribillo.

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¡Y UN PIMIENTO!

grandfathers-love-268bae11-b1e6-422d-80b6-5d55ec1c4bd8 Estos poeversos están dedicados a MIGUEL y su nietinas

La arruga es bella,

dicen los que no la tienen.

¡Y un pimiento!

¡Un pimiento MORRÓN!

(que suena a pimiento importante)

 

¿Cómo va a ser bello

que te aparezca una arruga,

de repente,

sin haberte mandado un whatsapp

o un ese-eme-ese

y se te coloque

donde tú hubieses querido

tener una peca,

un lunarcito

o, para poco pedir,

una mueca de risa?

 

De bella, nada.

Nada de nada.

La arruga no es bella.

¡Es una lata!

 

Ahora bien, si me dices

que es cosa natural,

que tengo que aguantarme,

que la arruga viene

más temprano que tarde…

entonces sí me callo

(pero sigo pensando

que la arruga no es bella,

es un latazo)

 

Ahora bien, si me dices

que a todos los niños no-ñoños

les gustan las caras arrugadas,

porque son caras de amor,

como las de la abuela o el abuelo,

entonces, sí me callo

y me miro en el espejo,

deseando que una de ellas

decida vivir en mis labios.

CUENTOS EN VERSO: LA SERPIENTE COJA

serpiente

¿Cuántas veces te han dicho

que las serpientes

no tienen patas?

¿Cuántas?

A veces, los mayores decimos

muchas, muchas,

muchísimas

                                                                           veces las cosas?

Se supone que las pobres serpientes

no tienen patas,

por eso se arrastran,

con cierta alegría,

por los suelos del mundo,

da igual que sean suelos verdes

 –los de la selva-

o tirando a marrón aburrido

-el interminable suelo del desierto-

 

Pues, aunque no me creas

a la primera,

conozco a una serpiente coja:

camina entre las piedras

dando saltitos,

apoyándose más

sobre un lado de su largo cuerpo.

 

Por eso, desde lejos,

no parece una ESE,

que es la letra

que forman con el cuerpo los ofidios

-aclaración para niños no-ñoños

que tienen hambre de saber:

ofidios es el nombre empollón

de las serpientes-

 

Llleva mucho tiempo cojeando,

desde que se encaramó a un árbol

de la selva africana

y se hizo la valiente

al dar dos volteretas

delante de un lémur

que pasaba entretenido

sus vacaciones en la selva.

La hazaña de la serpiente

acabó inmediatamente

en un batacazo tremebundo

que todos los animales,

en especial la serpiente,

aún recuerdan.

 

La serpiente coja

ya no usa las muletas para reptiles

que compró en una ortopedia

que hay al final

de la Calle Mayor de la selva.

 

Se toma con total filosofía

su cojera.

El único problema

de la serpiente coja

no es su coja pata,

sino que no la creamos

cuando explica,

a fulanito y mengano,

que las serpientes tienen patas

aunque no las veamos.

Moraversoleja*:

Da mucha rabia darse cuenta

de que los demás creen

que eres mentiroso

cuando explicas

lo que has visto con tus ojos.

 

*Una moraversoleja,

o moraleja del verso,

no es nada más que una idea.

No hagas mucho caso de ella,

o sí, si te parece interesante

después de leerla.

sara Este cuento en verso ha sido escrito para Sara,

que tiene un nombre que empieza con la letra que más le gusta a las serpientes.

CUANDO ENTRAS EN MI CASA

cuando entras en mi casa

Cuando entras en mi casa

te entra la risa.

No es que entre, contigo,

la risa, tu risa,

sino que después de poner

un pie en mi casa,

te vienen unas ganas muy ganas

de reírte,

de reírnos.

Detrás de la puerta,

cerca de esa cotorra de plástico

que es el interfono,

hay una jaula de madera

-bueno, de madera y de mentira-

con un jilguero de peluche

que, por supuesto,

no sabe decir ni pío.

 

Hace mucho que está ahí

colgado, disimuladamente,

de una alcayata

que sostuvo un día un cuadro feo.

 

Hasta aquí todo normal, ¿verdad?

pues no,

lo raro viene ahora:

cuando cierras la puerta,

el aire travieso que vive en el portazo

zarandea la jaula

y al jilguero.

 

Todo el mundo que viene,

-cuando digo mundo, digo amigos

Se queda esperando ver el vuelo del jilguero,

me mira y, al momento,

empieza a reírse.

 

No sé si les hace risa mi jilguero

o el pensar

que tienen una amiga un poco cabra.

Escucha la canción de EVA CASSIDY  Songbird que acompaña a estos poeversos CLICANDO AQUÍ

PAULA

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Un día conocí a una niña,

la niña Paula.

Era rubia como los flecos

con los que el sol radiante

se deshilacha

en verano.

Estaba con su padre en una foto.

                                                                               ¿Nunca has pensado que las fotografías

                                                                                son unas casas extrañas

                                                                               en las que podemos vivir

                                                       para siempre-jamás?

paula y toni mesa