LO QUE ME CHIFLARÍA

puraniñamotorizada

Fotografía de la poeversos-poeta haciendo de las suyas.

 

A veces, últimamente son muchas,

me chiflaría volver a ser niña,

o niño, que para el caso

es totalmente lo mismo.

Porque cuando eres niña

al cansancio ni se le ocurre venir a verte

¿Para qué? se pregunta,

si esta niña funciona con una fuerza alcalina,

recargable

como un par de pilas de esas gordotas.

 

Las niñas somos capaces de ver en un tronco

los ojos gigantescos de un fantasma;

sentir miedo de una noche,

a pesar de que tenga encendida la bombilla

redonda de la luna llena.

Nos hartaríamos de comer chocolate

sin tener remordimientos.

—Ni miramientos­.—

Jugaríamos, todo el día y, a ratos,

pensaríamos en lo que podríamos hacer

si fuésemos una jirafa, un patín o el azul

azul del lugar al que más miramos:

el azulado azul del firmamento.

En fin, que, como os digo,

hay días en que no llevo nada bien ser una adulta,

tener que ponerme mis gafas progresivas

y, progresivamente, dejar a un lado las mañanas

y convertirlas en paréntesis

de un tiempo en el que pocos sonríen,

muchos no hablan

y muchos otros se escapan de la vida sin dar

ni una sola respuesta.

 

No quiero.

Definitivamente no me convence

ni ser mayor ni ser adulta.

 

Quiero jugar a hacer familias, no de verdad,

sino con cartas de una baraja de colores.

Caminar de lado, no de frente, dando saltos

—porque saltar solo se salta de alegría,

si es de miedo, es correr lo que se hace—.

Sentir abrazos sin pedirlos, ni pensar

que está feo que una quiera notar

el calorcito dulce de un beso repentino.

 

No quiero levantarme a las seis de la mañana

y fastidiar al amanecer, justo cuando está

empezando y bosteza su oscuridad sobre las calles.

 

No quiero desayunar de pie, frente a la prisa.

—Esa no tiene tiempo ni para un café—.

 

No quiero callarme cosas cuando alguien me pregunta

«¿Cómo estás? ¿Qué tal te encuentras? ¿Cómo te va?»

porque intuyo que le importa un rábano gigante.

 

 

 

 

Quiero levantarme, un día, con el despertar de niña.

Y estirar los brazos,

Y las piernas.

Estirar también el ALMA.

—que es lo más grande que tienen las niñas cuando son pequeñas—

.

 

 

 

 

 

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